Los precios de la gasolina se quintuplicaron en Cuba, los Centros Loyola están ayudando a la comunidad a encontrar nuevas oportunidades económicas.

El pasado viernes, 1o de marzo,Los precios de la gasolina se quintuplicaron en Cuba. Los nuevos precios, estabecidos por el gobierno cubano, han subido 500% lo que supone una carga más para una población que sigue sufriendo en un entorno económico insostenible. La isla lleva años intentando controlar la elevada inflación y la grave contracción económica. Como suele ocurrir, esta situación afecta a las comunidades más pobres de una manera más grave. Las anteriores subidas de precios han incluido el gas de cocina, la electricidad y el transporte público, pero el país sigue sufriendo apagones y escasez de combustible.

Para subrayar la gravedad de este aumento del precio de la gasolina, un artículo reciente de USNews explicaba que «Bajo el nuevo esquema de precios, un solo tanque de combustible de 40 litros (11 galones) costará 6.240 pesos, o unos 20 dólares al tipo de cambio del mercado negro, muy por encima del salario mensual medio del Estado en 2023 de 4.856 pesos, o 15,66 dólares». Los salarios bajos y estancados, junto con las limitadas oportunidades de crecimiento profesional, hacen que estos nuevos precios sean devastadores para los ciudadanos más pobres de la isla.

En respuesta a esta crisis, la Red de Centros Loyola está ofreciendo talleres y programas comunitarios para ayudar a los miembros de la comunidad a responder a sus retos económicos de formas nuevas y creativas. Magis Americas está ayudando a financiar esta amplia gama de proyectos de empoderamiento comunitario que enseñan habilidades empresariales y fomentan comunidades de apoyo en Cuba.

Anteriormente compartimos el testimonio de Ernesto,que comenzó su andadura empresarial con los talleres del Centro Loyola y ahora ha vuelto para enseñar a otros miembros de la comunidad lo que ha aprendido a través de su formación continua. Estos talleres acogen a nuevos participantes y los centros siguen ofreciendo ferias anuales de artesanía en las que los miembros de la comunidad pueden vender sus productos y servicios.

El informe más reciente que nuestros socios en Cuba compartieron con nosotros destacó la forma en que este programa también está brindando oportunidades a las comunidades rurales. El Centro Loyola de Santiago de Cuba celebró recientemente el lanzamiento de SIEMBRA, una red nacional de pequeños agricultores. El grupo cuenta ya con 15 productores y forma parte simultáneamente de la red COMPARTE, una comunidad internacional para el aprendizaje de alternativas económicas productivas. Esta amplia red, apoyada por los jesuitas, ayuda a «familias rurales, indígenas y afrodescendientes a través de iniciativas económicas productivas emprendidas por pequeños productores organizados en cooperativas, asociaciones, empresas, grupos comunitarios informales, etc.».

Las historias de impacto de personas como Leocadia ayudan a mostrar el importante papel que estas iniciativas pueden tener en una comunidad rural. Esta mujer de 70 años ha convertido una parcela de tierra en desuso en una sencilla granja que le ayuda a mantenerse y a mantener a su comunidad. «Cuando recogemos las cosechas, las compartimos porque esto es muy difícil y siempre tenemos que ayudar a los que más lo necesitan (enfermos, embarazadas, niños)», explica Leocadia, «pero también vendemos a la comunidad a precios moderados, y así las cosas son más fáciles.»

El trabajo que los jesuitas realizan en Cuba es realmente impresionante. Desde el compromiso cívico a la iniciativa empresarial, pasando por la manicura o la agricultura, los Centros Loyola tienen algo que ofrecer a casi todo el mundo. Mientras la comunidad sigue haciendo frente al aumento de los precios de los productos de primera necesidad, estos programas liderados por los jesuitas están ayudando a los miembros de la comunidad a convertirse en protagonistas de su desarrollo individual y comunitario.

Testimonios de Impacto: Leocadia – Cuba

«Soy ama de casa y campesina de pura cepa, pero aporto todos mis saberes. Soy miembro de esta iglesia y siempre estoy ayudando en lo que puedo». Leocadia, de 70 años, ha estado trabajando con la Iglesia del Huerto de la Comunidad de Sevilla para cultivar una pequeña granja en una parcela de tierra adquirida por la iglesia en. Su propia historia es un testimonio de resistencia personal y la importancia del apoyo comunitario.

«Cuando el Arzobispado compró esta casa para iglesia, siempre soñamos con tener un huerto para beneficiar a las personas enfermas y con dificultades económicas de nuestra comunidad», explica Leocadia. «Era un terreno malísimo pues los antiguos dueños tenían un taller de mecánica. Con la ayuda de Dios, el empeño del Padre Yosbel y la gran colaboración de los hermanos del Centro Loyola ha sido posible.»

Para las comunidades rurales de Cuba, las oportunidades de progreso económico se encuentran en las empresas agrícolas y las redes agrícolas. Las pequeñas parcelas de tierra se utilizan para la agricultura de subsistencia y proporcionan algunos ingresos adicionales a las comunidades que tienen poco acceso a un empleo significativo y están sujetas a la volatilidad de la economía cubana. La Red de Centros Loyola, apoyada por los jesuitas y asociada a la Federación Internacional de Fe y Alegría, ofrece talleres para ayudar a que prosperen estas iniciativas locales. Los expertos trabajan con los agricultores locales para reforzar sus conocimientos económicos y técnicos, mejorando la sostenibilidad y la producción.

Leocadia, junto con su sobrina y el apoyo de su comunidad, ha conseguido convertir la parcela abandonada en una floreciente pequeña granja con productos variados. «Tenemos sembrado de todo un poquito», ella explica. Incluso a pesar de las dificultades de cultivar esta tierra, Leocadia es generosa con todos los productos de la granja. «Cuando recogemos las cosechas las compartimos pues esto está muy difícil y siempre hay que ayudar al que más lo necesita (enfermos, embarazadas, niños)», explica, «pero además vendemos a la comunidad a precios moderados, y así la cosa es más suave».

Otro problema al que se han enfrentado las granjas de la Comunidad de Sevilla son las plagas e insectos que siguen amenazando sus cultivos. En lugar de recurrir a productos químicos nocivos y costosos, el Centro Loyola de Santiago de Cuba está prestando asistencia a los miembros de la red agrícola SIEMBRA y COMPARTE, que se puso en marcha recientemente en el país. Este apoyo adopta la forma de formación y capacitación esenciales en remedios orgánicos. «Las plagas han afectado varios cultivos, pero el ingeniero siempre viene y nos asesora con esta situación. Nos han traído micro organismos eficientes y tabaquina, porque no echamos productos químicos, nuestras producciones son eminentemente orgánicas.», comparte Leocadia.

Gracias al apoyo de los Centros Loyola, 13 agricultores productores y trabajadores pudieron recibir orientación sobre producción de plantas ornamentales, control de plagas y prácticas agroecológicas. Estas prácticas, junto con una amplia formación en contabilidad fundamental, creación de balances, preparación de presupuestos y elaboración de hojas de costes, les han ayudado a estabilizar su producción y aumentar sus beneficios. Los beneficios de estos programas se extienden a muchos aspectos de la vida de estas comunidades rurales: sostenibilidad ecológica, crecimiento económico y desarrollo comunitario, por nombrar sólo algunos.