A medida que la inflación sigue afectando a la economía mundial, Cuba está experimentado dificultades económicas más extremas y esto ha tenido un efecto devastador en las poblaciones más vulnerables de la isla. En medio de esta situación difícil, los Centros Loyola ofrecen cursos de emprendimiento, diseñados para ayudar a los miembros de la comunidad a crear nuevas empresas y promover una comunidad de apoyo mutuo.

Gracias al apoyo de Magis Americas, este programa está teniendo un impacto positivo que sigue ampliándose ya que en cada ciclo se involucran más miembros de la comunidad. Los cursos de emprendimiento ofrecidos por los Centros Loyola dan a los participantes la formación necesaria para convertir sus talentos o pasatiempos en pequeños negocios.

Ernesto, uno de los participantes del Centro Loyola-San Miguel del Padrón, tocó este mismo punto en su testimonio diciendo: «partiendo de un hobby y habilidades manuales fui capaz de, poco a poco, darle cuerpo a esa idea hasta convertirla en el proyecto económicamente rentable que actualmente desarrollo.» La formación continua y el apoyo que reciben en los centros también ayudan a los nuevos empresarios a innovar y hacer crecer sus negocios.

Ernesto compartió su visión de su próximo paso como empresario diciendo: «para mantener y desarrollar el negocio estamos tratando de ampliar y diversificar la producción para esto estamos invirtiendo en herramientas que permitan lograr mayor eficiencia y calidad.»

En segundo lugar, los Centros Loyola organizan ferias artesanales en las que los miembros de la comunidad que participan en el taller pueden compartir sus productos y dar a conocer sus negocios.

Ninette, quien participó en una expo-feria y en los talleres de emprendimiento, compartió con nosotros, «En mi caso estuve en el taller de emprendimiento, ya que pude conocer más sobre cómo llevar un negocio propio. Aunque yo trabajaba en mi casa como manicurista, en los talleres me sentí motivada a participar en las expo ferias promovidas en el Centro Loyola.»

El sentido de comunidad que proporcionan estos talleres ayuda a motivar y calmar a los miembros de la comunidad mientras navegan por el difícil entorno económico. «Las alianzas que hemos podido establecer son otro de los beneficios obtenidos del taller y las ferias del Centro. Los artículos de madera confeccionados por nuestro proyecto son muy versátiles lo que nos ha permitido encadenarnos con otros artesanos» explica Ernesto.

Por último, quizá el ejemplo más inspirador de esta comunidad de emprendedores es su deseo de devolver a la comunidad lo que les ayudó a impulsar su propio crecimiento. Ernesto compartió su experiencia diciendo: «A partir de mi participación en el proyecto continué mi preparación en el apasionante mundo del emprendimiento y actualmente me desempeño como colaborador del Centro, e imparto el Taller de emprendimiento para compartir y ayudar a otras personas de la comunidad que al igual que yo tienen una idea de negocio y necesitan herramientas que le permitan su implementación.»

Del mismo modo, Ninette también ha pasado de alumna a profesora en el curso de manicura y pedicura del Centro Loyola. Nos dijo: «Amo este trabajo y me gusta colaborar en este proyecto, ya que permite a muchas personas que puedan desarrollarse en esta ocupación y en otras actividades, como es el caso de muchas mujeres jóvenes y madres de familia sin ningún vínculo laboral.»