Uno de los objetivos más importantes de la educación jesuita es la formación de «hombres y mujeres para los demás». Buscamos educar a los estudiantes para que vivan su fe cristiana en servicio y solidaridad con los marginados y oprimidos no solo en sus propias comunidades, sino también en todo el mundo. Como profesora de español en una escuela secundaria jesuita, a menudo reflexiono sobre cómo ejemplificar esta misión en medio de nuestra rutina diaria y los requisitos del currículo. Quiero que mis alumnos sepan que hablar español no es solo una habilidad que los hará buenos candidatos para estudios y trabajo o un área académica, sino un don que puede construir puentes entre culturas además de fomentar la comprensión y la empatía. Las iniciativas de Educación a la Ciudadana Global impulsadas por Magis Americas han sido una gran ayuda en facilitar esta misión.

Conocí a Magis Americas y los programas de educación global de los jesuitas por primera vez cuando, junto con dos compañeros lideré un viaje de inmersión estudiantil a Colombia para colaborar con Fe y Alegría en 2019. Nuestro grupo de diez estudiantes se conectó con jóvenes colombianos, participantes de la Red de Juventudes, una red de grupos de acción comunitaria facilitada por Fe y Alegría. Estos grupos crean conciencia sobre diversos problemas sociales que impactan directamente en el bienestar de sus comunidades. Después de décadas de conflicto civil en Colombia, estos jóvenes quieren crear un futuro mejor para su país. Juntos participamos en talleres de justicia social y pintamos murales comunitarios que abordaban la necesidad de cuidar el medio ambiente. Los estudiantes participaron en actividades para ayudarse a aprender inglés y español, vivieron la misa juntos y tejieron lazos de amistad. Los coordinadores de Fe y Alegría nos recibieron con entusiasmo en sus procesos, ejemplificando verdaderamente las Preferencias Apostólicas Universales de caminar con los jóvenes y con los excluidos.

Para mis alumnos, el viaje a Colombia fue una experiencia reveladora. Fueron testigos del impacto que tienen los desplazamientos internos y los desastres ambientales en la vida cotidiana jóvenes como ellos. Admiraron mucho el compromiso de los estudiantes colombianos con la justicia y se sintieron inspirados a tomar acción para apoyar con los problemas sociales en nuestra propia comunidad.

A menudo es fácil para los estudiantes en los EE. UU., especialmente aquellos que provienen de entornos sub-urbanos de clase media, asumir que su forma de vida es la norma en todo el mundo. A través de las amistades con sus compañeros colombianos, mis estudiantes aprendieron de primera mano que muchos estudiantes carecen de acceso a las oportunidades que ellos dan por sentadas. Esto fue especialmente cierto con el acceso a oportunidades educativas. Mientras que los estudiantes estadounidenses estaban planificando con confianza su siguiente paso a la universidad, a muchos de los estudiantes colombianos les preocupaba no poder continuar sus estudios debido a los inconvenientes de inscripción.

La experiencia en Colombia les ayudó a crecer en empatía y solidaridad con los jóvenes de otras partes del mundo y propició un intercambio intercultural que benefició a ambos grupos de estudiantes.

Esperábamos regresar a Colombia en 2020 y la pandemia Covid-19 alteró nuestros planes. En el verano de 2020, Fe y Alegría organizó el encuentro anual de la Red de Juventudes de manera virtual y tuvimos la suerte de ser invitados. También tuvimos un encuentro virtual en diciembre de 2020, en el cual nuestros estudiantes compartieron experiencias acerca del impacto de la pandemia en su educación. Nuestro contacto con la Red de Juventudes ha sido íntegramente virtual durante el último año y medio, y aunque echamos de menos la experiencia de encontrarnos en persona, estos espacios virtuales nos han permitido mantener nuestra relación con Fe y Alegría. Ojalá podamos reencontrarnos pronto.

Los viajes de inmersión son experiencias transformadoras, sin embargo, solo pueden acomodar a una pequeña cantidad de estudiantes. La campaña La Silla Roja de Magis Américas permitió a los estudiantes de todas mis clases aprender sobre las desigualdades educativas que enfrentan los jóvenes de todo el mundo sin salir de nuestra aula.

Durante la campaña del año pasado, investigamos sobre cómo la pandemia estaba afectando la educación en los países atendidos por Fe y Alegría. Discutimos sobre cómo millones de estudiantes enfrentan más desafíos que nunca debido a las cuarentenas y los cierres de las escuelas. Mientras que los estudiantes de nuestra escuela están equipados con iPads y Wifi de alta velocidad, otros carecen de fácil acceso a la tecnología. Por ejemplo, mis estudiantes aprendieron que los estudiantes con acceso limitado a la tecnología dependían de clases transmitidas por la radio para continuar su educación en casa. También discutimos cómo las tasas de deserción escolar fueron exacerbadas por la pandemia, especialmente en situaciones en las que los estudiantes necesitaban trabajar para ayudar a mantener a sus familias.

En la segunda parte de la campaña, buscamos historias individuales que ejemplificara los temas que habíamos discutido en clase. Uno de mis estudiantes, Matthew, eligió entrevistar a una amiga que vive en Venezuela. Su experiencia durante la pandemia fue radicalmente diferente a la de él. Matthew expresó que él y su amiga pudieron tener una conversación valiosa gracias a esta asignación, y compartió sus ideas con nuestra clase. Esta experiencia hizo que las cifras abstractas y los porcentajes que habíamos visto se convirtieran en algo tangible.

Este año esperamos iniciar la campaña de La Silla Roja en septiembre. Estamos expandiendo la campaña a más niveles escolares y planeando una campaña de concientización para toda la escuela. La campaña La Silla Roja me ha dado la oportunidad de incorporar temas globales en mi plan de estudios. Ha expuesto a mis estudiantes a las misiones jesuitas en todo el mundo. Como educadores ignacianos, estamos llamados a practicar una pedagogía que no solo se arraiga en lo abstracto, sino que también se basa en contextos reales e inspira acciones concretas para hacer del mundo un lugar más justo. Tengo la esperanza de que los programas de Educación Ciudadana Global de Magis Americas, ya sea que se realicen en el extranjero o en casa, alienten a nuestros estudiantes a reflexionar sobre el significado de la educación y e inciten la búsqueda de formas para garantizar la equidad educativa para todos los estudiantes.